Por : Hilda Caicedo Z

Todo empezó con una tela, un pedazo de papel y algunas pinturas c-o-l-o-r-(v)-i-d-a-s. Rojo, Azul, Violeta, Magenta, Verde, Púrpura, Amarillo, Blanco,y Pàjaros, Mariposas, Montañas, Ríos, Agua, Nubes, Casas (Hogar), y, al ritmo de trazos y colores, fueron llegando niños, los niños, nuestros niños. Primero uno, luego dos, tres, cuatro, cinco contando de uno a diez y así, se fueron multiplicando como notas musicales, día tras día. Días Felices. ¡Oh días felices! Nos sentábamos todos juntos a compartir nuestras vidas, nuestras realidades pero también nuestros sueños e ilusiones a través del Arte, Arte que corría por entre los dedos, las venas, la sangre, las Arte-rias, desde el corazón hasta el papel. Con las manos, los pies, los sentidos, los latidos. Las emociones, el frío, el río, el calor, el amor. La vida. Las vidas. Nuestros cotidianos...

Luego, llegó la idea de Rodar...

Como no había ni nunca hubo, ni queríamos que hubiese jefe, patrón o llámesele como quiera llamársele, nos reunimos en grupo y entre las risas de los niños, las proposiciones de algunos y el acuerdo de todos creamos, para empezar, la Historia. Una corta. Cada quién daba su aporte en cuanto a personajes, etcétera. Lo que salió fue la idea de una niña que, Perdida, encuentra Peón, encontrándose con otros niños. Casi en forma de sueño, ella los sigue, los sigue, los sigue, corre, hay mucho camino, un largo camino por recorrer (Realidad) para llegar a casa y ella simplemente sigue adelante, Riendo, persiguiendo, siguiendo. Es un corre-corre sin mucho diálogo pero con mucho amor. Es como un sueño,  pero salido de la realidad.

Después vino el storyboard, dibujado por uno de los Peoneses y, finalmente, el Rodaje.

Buenos Díaz Peón fue el título que adaptamos al pequeño corto-metraje y a una serie de fotografías, tomadas durante el tiempo que compartimos con los habitantes de la vereda el Peón.

El nombre nació de una mezcla de Encuentros, Llegadas, Bienvenidas e Historias de la comunidad.

Fueron entonces varios Días con los Díaz, habitantes de la comunidad, cuya historia nos pareció interesante y peculiar, pues...

Erase una vez, un señor llamado Don Pedrito Díaz.

Según cuentan por ahí las lenguas de la comunidad, Don Pedrito Díaz fue el primer hombre en llegar a Peón, lo que hoy en día es un asentamiento de varias casas construidas con barro e imaginación. Don Pedrito Díaz, entonces, llegó a la cima de esa montaña, como cuenta la tradición oral, con tres mujeres, enviado por un terrateniente quien le ofreció ese pedazo de tierra para que ahí viviese, a cambio de trabajar (para él) la tierra, recogiendo oro, piedras. Minería. Los Peonsitos son entonces un pueblo, según entendemos, principalmente y originalmente mineros. El caso fue que entre pico y pala, Don Pedrito Díaz utilizaba sus momentos de ocio para... Reproducirse. 54 hijos entre Don Pedrito y estas tres mujeres, dicen... Y de ahí que gran parte de la comunidad Peonesa porte el apellido Díaz.

Hace seis meses, Don Pedrito Díaz falleció. Pero, detrás de él, viene toda una población en cola unida por lazos de sangre, de apellido, de cariño, de trabajo; población con la que hemos tenido el gusto de trabajar en estos días del mes de agosto (trabajo que intentaremos llevar a cabo con mucho entusiasmo.

H.